Resumen
El presente ensayo reflexiona en torno al problema de la justicia comunitaria como posibilidad para desenredar las ambiguas lógicas tutelares de pacificación y sometimiento. Esto invita a repensar los fines y confines de lo que revela la tradición política moderna. Para ello, comienzo analizando dos categorías clave: pacificación y confinamiento, las cuales constituyen lo que se podría llamar paradoja erosionadora de los derechos. Posteriormente, se aborda el tiempo y su papel de formador del entendimiento y de la interpretación de las injusticias cometidas, incluyendo al individuo y su padecimiento. Luego, busco postular la asunción de dos vertientes progenitoras de los modos de enlazar la justicia a los distintos contextos de sentido: el lenguaje del conflicto y la interpelación moral de los sujetos; proyectando así las necesarias acciones de articulación de los disensos. Finalizo exponiendo una idea de proyecto ético-político de materialización de justicias comunitarias, que reposara sobre la triple agencia pedagógica de la afirmación del lenguaje, la invocación colectiva de acontecimientos para articular las memorias y la legitimación cohesionadora de saberes. El objetivo es demostrar que el derecho gobernante, sea cual sea su lenguaje, parece redundar en una máquina práctica y pensamiento ajustado a las contingencias normativas de creación de hegemonías y categorías discursivas, ante lo cual es necesario generar propuestas contra-hegemónicas del derecho, como es la llamada justicia comunitaria.
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