Abstract
La figura del «extranjero» descrita por Goerg Simmel puede sertransferible a la posición del etnólogo sobre el terreno, quien se vuelve progresivamenteel «extranjero familiar» para sus anfitriones (Simmel, 1999:663). A través de mi experiencia de investigación, analizaré la manera enque yo me convertí en una extranjera cada vez más familiar y como me introdujeprogresivamente en las interrelaciones locales cuyo objetivo para míera comprender. Ser extranjero puede representar una comodidad en ciertoscontextos, pero también una incomodidad, incluso un peligro a veces cuandose usa como chivo expiatorio. ¿Pariente, turista o espía? Son diferentesestatus que tuve que asumir en contextos de observación diversificados alinterior de dos pueblos del Noroeste argentino: la alta montaña, un puebloturístico y organizaciones militantes. Después de haber analizado el estatusde extranjero familiar que puede tener el antropólogo, en este artículo haréel relato de mis «inmersiones» en estos diferentes lugares y mostrar que miposición puede ser reveladora de las relaciones sociales que afectaban cadauniverso. Las imágenes fotográficas tomadas in situ, serán utilizadas comosujeto de análisis; ellas formalizan la mirada y la relación del investigador con respecto al sujeto que observa (Conord, 1992; Piette, 1992). Éstas sonsignificativas de la mirada mutua que nos dirigíamos con mis anfitriones yde la posición que me era asignada.
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Copyright (c) 2022 Maité Boullosa-Joly