Resumen
El establecimiento del primer virrey de Nueva España, Antonio de Mendoza, en la Ciudad de México (1535-1550) propició que este lugar se convirtiera en Corte virreinal porque se volvía el asiento del alter ego del rey y del gobierno del reino. Este panorama ocasionó que desde dicha ciudad se empezara a entretejer la articulación político-social de Nueva España a través de mediaciones personales, que eran los elementos fundamentales de la cohesión de la Corte regia. De la misma manera, la Ciudad de México servía de asiento a la casa del virrey que funcionaba como núcleo de la Corte virreinal, ya que los criados de su séquito eran colocados en oficios de justicia, hacienda y guerra de los organismos de gestión (Audiencia, Hacienda, corregimientos, alcaldías mayores, ayuntamientos, etc.). Todo esto reflejaba las bases del afianzamiento cortesano que forjó Mendoza. Por tanto, el artículo analiza la organización de la casa del segundo virrey novohispano, Luis de Velasco, para entender la continuidad del ordenamiento del servicio doméstico mediante los vínculos de amistad, familiaridad, confianza, fidelidad, paisanaje, etc., que construía ese mandatario con sus sirvientes más poderosos e influyentes, quienes se adueñaban de puestos claves de la administración del virreinato. Esto significaba el reforzamiento y perpetuidad de la «domesticación» del gobierno del reino, lo cual implicaba que la Corte virreinal novohispana desarrollara plenamente su consolidación como sistema de poder. Nuestras principales fuentes son los mandamientos virreinales, las correspondencias de autoridades y los cargos de la visita contra Velasco.

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Derechos de autor 2025 Javier Robles Bocanegra